Está anocheciendo. Hemos cenado tarta y leche. Esta mañana nos hemos perdido en el bosque y he visto una serpiente... y sigo aquí. Era enorme y marrón, pero pude seguir andando entre hierbas y árboles, ignorando los diferentes ruidos y crujidos.
Hoy hemos podido ver el sol y encontrar sendas perdidas y dar vueltas y regresar temprano y soñar sin palabras. Mañana Elia regresa a Madrid y yo deberé leer todo el día para el examen del miércoles. Y después el concierto de Elvis Costello.
Qué hermosa es la primavera. Y reírme de mí misma y tirar almohadas a Elia y Euri que pasan el tiempo riéndose ellos también de mí.
Aprovecharé mi última semana, de alguna manera, sentada en la hierba observando a los conejos, leyendo los libros que siempre he querido leer, escribiendo lo que deseo escribir, dándome baños eternos en los que por fin no me desmayaré, tomando té con Angela y Natalie, y tirando todo aquello que no necesito.
Necesito deshacerme de tantas cosas que me hunden, que me atan a una persona que ya no soy. Liberarme. Completar una ceremonia de purificación... pero esta vez sin reprocharme nada, sino con esperanza.
Qué extraño es ser optimista. Debe ser la primavera.
lunes, mayo 23, 2005
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