Hola!! Tras unos días de silencio, regreso... y soy diferente.
He pasado un largo fin de semana en Thames Ditton, en compañía de Jane, Juanjo y Alexandra. Durante cuatro días, he visto películas infantiles, me he despertado a las seis de la mañana, he tomado té a todas horas, he jugado a los Aristogatos y he sonreído más de lo que creía posible.
La casa de Jane es maravillosa, llena de luz y moquetas y flores y estrellas, con jardines mágicos y un cementerio antiguo cerca.
El domingo vinieron los amigos de Alexandra con su padre. Hacía mucho sol, mucho calor y los niños decidieron atacarme con agua y gritos y sustos. El lunes fuimos a Chessington, combinación de zoo y parque de atracciones, y Alexandra insistió en que fuese a su lado en todas las atracciones. Supongo que en parte lo hizo porque me considera como una hermana mayor, más cercana a ella que los demás adultos, y en parte para ver a sus padres juntos. Montamos en los coches de choque y conseguí evitar que nadie nos golpease; me sentí muy responsable.
Por las noches, yo dormía en el cuarto de Alexandra, rodeada de muñecas y hadas y luces. Dormí poco, tuve muchas pesadillas... pero fueron unos días magníficos.
Como ya viene siendo costumbre este año, llegué de nuevo a conclusiones importantes y sorprendentes. Cuando redacté, el año pasado, la carta de motivos para pedir la beca Erasmus, la llené de frases impersonales y típicas, y resalté la importancia que tendría esta experiencia en mi desarrollo como persona. Dije que me ayudaría a crecer, a madurar, a ver claramente mis responsailidades y las consecuencias de mis decisiones... Es curioso, parece que acerté.
Tras todo una vida de terrores e inseguridades, ya no tengo miedo. Por supuesto, las dudas persisten, pero ahora considero que eso es algo positivo. Mi actitud anticonformista respecto a la sociedad, las tradiciones, diferentes valores y creencias, jamás podría haber sido sincera del todo si no la hubiese completado con una actitud anticonformista respecto a mí misma. Es cierto que cuestiono las reglas sociales y culturales, que no las acepto sin un análisis previo, pero hasta ahora no me cuestionaba mis propias reglas, aquellas que yo misma me he impuesto.
Quería ser libre, quiero ser libre, pero sólo ahora comprendo que las limitaciones que me he autoimpuesto a lo largo de los años son mucho más severas que aquellas que surgen de fuera.
Las personas cambian. Nuestros deseos cambian. Nuestras perspectivas. Y no hay por qué resistirse a estos cambios, son naturales. Lo importante es ser consciente de ellos... y aceptarlos con entusiasmo, porque son parte de nosotros mismos, porque cada persona es única y tiene una manera única de encontrar la felicidad y todas son igual de válidas.
Tras dos años he completado el cuaderno en el que escribía mi diario, y lo he terminado con esperanza, porque creo... creo que estoy viva, creo que he aprendido a vivir.
miércoles, mayo 18, 2005
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