
Aquí todavía es jueves 29 de septiembre. Allí ya es viernes 30. No me acordaba. No me acordé hasta que regresé a mi habitación a las 10, después de mi última clase, Fiction of Horror, en la cual he participado de verdad. Al llegar he visto un correo de David, diciendo que estaba ya en Montreal, que todo había ido bien. Me fijé en la fecha. 29 de septiembre. Los jueves tengo cinco clases, en las que tomo apuntes y escribo la fecha en la parte de arriba de la página, pero sólo ahora me he dado cuenta de qué día era.
Y de repente me tiemblan las manos y me siento triste. Esta noche mis amigos y yo salimos. Sin pensar me he vestido de negro. Es ridículo. Es la clase de reacción que me parece falsa, hipócrita. Y sin embargo aquí está. Después de ocho años sigue aquí.
He llamado a las puertas de Nicole, de Chris y de Dan. Ninguno de ellos estaba allí. Sólo quería un abrazo. El lounge está lleno de gente, personas que ahora acostumbro a llamar amigos, pero no puedo pedir ayuda o una sonrisa a ninguno de ellos. ¿Qué necesito para hacer que esta sensación desaparezca? ¿Para darme cuenta de que no lo merece? ¿Para seguir adelante sin lágrimas?
Algún día podré regresar a San Petersburgo y comprobar si fue sólo una pesadilla o si de verdad existen esos lugares que vuelan detrás de mis ojos. ¿Conseguiré así librarme de los fantasmas? ¿Me convertiré en uno de ellos?¿Lo soy ya?
Escucho música melancólica y sé que no debería, pero escucho música melancólica y cierro mis ojos pintados de negro.

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