Por fin ha llegado el fin de semana y puedo dormir y dormir y dormir un poco más... aunque por ahora no lo estoy consiguiendo.
Ayer, después de mi clase de danza del vientre (!), fui a comer con Sofía, una compañera. Es una mujer de ventitantos años que hablar sin cesar, de cualquier tema... incluida la religión. Yo debería haber aprendido a evitar ciertas discusiones, pero la verdad es que no puedo. Comenzó diciendo que no creía en las donaciones de sangre, porque la sangre era muy privada. A partir de ahí empezó a hablar de sus clases de estudio de la Biblia... impartidas por una enfermera que pertenece a los testigos de Jehova. Me dijo que la Primera Guerra Mundial fue causada por la expulsión del demonio... y que a partir de allí el mundo había ido degenerando y la gente, poco a poco, se había ido convirtiendo en seres más y más viles, preparando así el Apocalipsis. Su enfermera decía que antes de la Primera Guerra Mundial no habían existido grandes tragedias ni matanzas, que las personas eran mejores. Por supuesto, se olvidó de mencionar las pestes, las interminables guerras que durante siglos y siglos sacudieron diferentes países europeos, las colonizaciones, la aniquilación de los nativos americanos, la extrema pobreza de los campesinos en los sistemas feudales, la esclavitud...
¿Por qué la gente está siempre tan dispuesta a decir que antes todo era mejor? Entiendo que en este caso concreto, esa mujer necesita decirlo para que sus alumnos crean su lectura de la Biblia, para poder captarlos para su secta (Sofía ni siquiera sabía que los testigos de Jehová es una secta). Pero es un fenómeno muy presente en toda la sociedad. Nuestros abuelos nos cuentan historias de cuando eran jóvenes y todo era más sencillo y más barato, y las personas más honestas y amables. Las películas de Hollywood, cuando retratan épocas pasadas, incluso si muestran conflictos bélicos y miserias, siempre se esfuerzan en presentar un sentido del honor, una fidelidad, unos sentimientos profundos y puros, desconocidos (según ellos) en estos días que nos han tocado vivir.
Todos creemos, o hemos creído alguna vez, que hemos nacido en la época equivocada. Yo solía pensar que tendría que haber vivido los sesenta y los setenta, en Londres, por ejemplo, y conocer a todos los músicos que se han convertido en leyendas. O tal vez a comienzos del siglo pasado, y formar parte de las vanguardias, hablar con Tristan Tzara y Oscar Wilde. O tal vez en pleno período romántico, ya que mis sentimientos son tan desbocados como los suyos. O tal vez en la sociedad de Jane Austen, como una doncella etérea, pero alegre y decidida.
Hay tantas opciones... La única que suele parecer siempre incorrecta es aquella que nos tocado. Vemos fotografías antiguas y todo parece más hermoso, pero nos negamos a salir a la calle mirando las nubes o las estrellas. Tal vez la generación siguiente mire hacia atrás y desee haber vivido estos días, llenos de cambios y voces de protesta y oportunidades. Tal vez la generación siguiente se queje, como nosotros, de que les ha tocado vivir en una era de violencia y mentiras e hipocresía. Tal vez se den cuenta de que la violencia, las mentiras y la hipocresía no dependen del período en el que nos toque vivir, sino de las personas. Y es cierto que las personas cambian, pero no creo que sea cierto que degeneren poco a poco como influencia del demonio o de su época. Lo que sí creo es que tenemos una memoria muy confusa y una gran inabilidad para aceptar nuestra realidad. Es más fácil soñar con el pasado que intentar cambiar el presente.
Ayer, cuando regresaba a casa después del trabajo, un hombre me dijo "Toda una vida". Los dos seguimos andando, pero me hubiera gustado detenerme y preguntar qué quería decir. Pero supongo que no hace falta. Lo importante ya está dicho. Toda una vida. Una vida que es nuestra, para hacer con ella lo que deseemos, para soñar, para lamentar, para cerrar los ojos o para ser valiente y descubrir que nosotros tenemos el poder de decidir cómo queremos que nuestra vida, cómo queremos que sea nuestro presente.
sábado, julio 09, 2005
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario