domingo, julio 17, 2005

FRIGHTENED WORDS

He abierto mi antología de Alejandra Pizarnik al azar y la poesía siguiente ha aparecido. Quería publicar aquí algún poema de uno de mis autores favoritos, que pudiese expresar cómo me siento, ya que no parece que yo pueda hacerlo sola.
Al principio dudé de si escoger este poema o no, ya que el tema del que trata no estaba en esos momentos en mi mente, y, sin embargo, creo que no podría haber elegido mejor. Desde que recuperé mi ordenador, con todo el disco duro borrado, he sido incapaz de escribir. Creí que haber perdido parte de mis escritos podría impulsarme hacia una nueva etapa y una nueva fiebre creadora como la que he experimentado en varias ocasiones, pero aunque mi imaginación vuela y vuela y me muestra sus colores más esplédidos, tengo miedo de usar las palabras.
¿Por qué? Años y años diciendo que lo que de verdad quiero en la vida es escribir... y nunca he admitido que en realidad tengo miedo de las palabras.
Al principio justificaba mi falta de organización a la hora de escribir como períodos de sequía imaginativa, falta de insipiración. Después, admití que un factor muy importante es mi pereza, que prefiere tomar zumos de frutas y leer cuentos infantiles antes que pasar noches en vela buscando las palabras adecuadas para cada línea del relato o cada verso del poema. También influía mi falta de tiempo libre (antes), mi nerviosismo, mis depresiones, los medicamentos, las diversas situaciones extrañas en las que me veía hundida (sobre todo en el aspecto emocional)...
Pero ahora debo confesar, creo que por primera vez de manera totalmente consciente, mi miedo a escribir, a utilizar las palabras. Uno de mis profesores de escritura en Inglaterra me preguntó cuál era mi objetivo como autora y yo respondí que era crear belleza. Pero ¿soy capaz de hacerlo? ¿Acaso a alguien le interesa? ¿De verdad creo que en un futuro pueda escribir y escribir y merecer el título de escritora?
Hace bastantes años, seis o siete, le enseñé a mi padre al mismo tiempo uno de mis cuadros y uno de mis relatos. Dije que me gustaría ser pintora y escritora, pasar mi vida envuelta en arte. Mi padre me respondió que veía muchas más posibilidades en mi futuro como autora. En ese momento me sentó un poco mal, ya que yo estaba de veras emocionada con la pintura y tenía innumerables ideas para óleos nuevos. Ahora, sin embargo, esas ideas apenas llegan. Es cierto que cada vez que me encuentro con un trozo de papel y un lápiz o un bolígrafo comienzo a dibujar, peo casi siempre de forma perezosa y casi siempre los mismos motivos.
¿Sucederá lo mismo con la escritura? ¿Ha sucedido ya? Sé que en la pintura me faltaba un estilo propio, algo personal que aportar. Creo haber encontrado mi voz tanto en poesía como sobre todo en prosa, pero ¿me estoy engañando?
Leo el último libro de Harry Potter, porque soy así y todavía creo en la magia. Y sé que podría escribir libros infantiles, pero... ¿puedo?
¿Me he estado engañando todos estos años? ¿He estado engañando a los demás? ¿Tengo tanto miedo a las palabras que renunciaré a intentar dominarlas? ¿Merece la pena? ¿Puedo aportar algo a alguien? Yo sólo quería crear algo hermoso, nada profundo ni rentable ni revolucionario... Sólo un par de libros que produjesen una sonrisa en los lectores, la esperanza de que tal vez todos vivimos en un mundo lleno de magia.

No hay comentarios: