Es sábado y llueve. Ayer regresé a Norwich, después de pasar unos días en casa de Natalie con Angela. La casa era un laberinto de habitaciones escondidas. Darkness y Gussy se refugiaban allí. Gatos. En el jardín frontal dos estatuas tomaban el sol. En el jardín de atrás había flores, un elefante azul, una piscina, muchos árboles. Minky paseaba, con ojos tristes y crines enredadas. Hablé con él, le dije que era un caballo hermoso y bueno, que todos le querían e iban a cuidar de él. Apoyó su cabeza sobre mi hombro y no me quería dejar marchar. Ben, Natalie, Angela y yo visitamos a las lamas. Intentaron comerse nuestra ropa. Angela se cayó en un riachuelo. Subimos al tejado. Hicimos cientos de fotos y brownies y croissants y tés. Limpiamos la piscina. Vimos programas de televisión horrendos. Dormimos hasta tarde. Comimos mucho chocolate y muchas golosinas.
Ayer por la noche creí tener una pesadilla. Escuchaba voces. Había gente debajo de mi ventana. Encendí la luz y abrí las cortinas. Eran Jorge y sus amigos. Estuve hablando con ellos durante un par de horas. Raf, el chico que vive en la habitación de al lado, también se despertó y puso música a todo volumen. Agradecí que por lo menos no se pusiese a tocar la guitarra eléctrica como de costumbre. Soñé con personajes extraños que entraban en mi cuarto para observar cómo dormía. Estaban tristes. Abrí los ojos y les sonreí. Sus ojos se iluminaron. Sonrieron y se fueron de nuevo.
Leo libros, veo películas, bebo infusiones. Estoy tranquila y se está haciendo de noche.
sábado, marzo 26, 2005
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